Galería CÀNEM | Exposición colectiva "DESIG" | 21 septiembre
La Galería CÀNEM acoge la exposición colectiva "DESIG" de las artistas Mar Arza, Pilar Beltrán, Beatriu Codonyer, Natuka Honrubia, Geles Mit, Irina Novarese, Ester Pegueroles, Anna Soler Cepriá y María Zárraga.
Inauguración: sábado 21 de septiembre, 12 h.
La exposición permanecerá abierta en la galería hasta el 9 de noviembre.
Horario de lunes a viernes 17-21h y sábado de 11-14 h y 17h-21h.
C/Antonio Maura, 6. Castelló de la Plana.
El DESEO, más allá de las apariencias
Las pulsiones del deseo han sido largamente estudiadas y mesuradas con el paso del tiempo. Encontramos en el diccionario la definición de deseo como el ansia de satisfacer una necesidad, una petición interior para conseguir algo. Freud fue más allá y concluyó que se trata de una pulsión básica de las personas, opuesta a la pulsión de la muerte o la violencia, y el filósofo Gilles Deleuze redondeó la definición estableciendo que no podemos vivir sin amar, sin desear, sin dejarnos arrastrar por el movimiento mismo de la vida.
Sabemos que amar la vida es amar el cambio, el perpetuo movimiento. Lo más importante es aquello que pasa, lo que cambia. La lógica de la vida no es una lógica del ser sino del devenir. Partiendo de esta concepción del deseo como una plenitud, como una alegría, como una potencia de crecimiento, si algo falta, sin duda, se conquista.
El deseo para Siri Hustvedt se manifiesta como un sentimiento, como un sobresalto o una explosión dentro del cuerpo, pero siempre participa de un ansia y siempre nos empuja hacia algún lugar, hacia aquello que nos falta. El objeto del deseo existe fuera y lejos de nosotros. Es una cosa que no poseemos. Simone Weill, tiempo antes, ya certificaba el deseo como un sentimiento y una afección del alma, una inclinación que nace en nosotros, que nos vincula a lo externo y que, a la vez, nos afecta o transforma.
Desear es ese doble impulso que nos empuja a salir de nosotros mismos en un ejercicio de sostener una melodía entre modulaciones de sonidos que oscilan de un lado al otro de la escala. De una parte, es un sentimiento que nace en el alma, que la mantiene alerta, despierta, atenta y que generalmente muestra una predilección y, de otro lado, es una afección que nos provoca una alteración esencial.
El deseo no es una prolongación del cuerpo. Es el estímulo que despierta nuestro interés hacia un objeto o una idea, y que impulsa toda la acción. Cada uno de nosotros somos una combinación única, un modo en el que la vida se presenta, nuestras esencias son particulares e intransferibles.
Las creadoras, presentes en la muestra de la galería, exploran diferentes y personales caminos hacia el deseo, aportan sus propias esencias o definiciones, puesto que aunque todo deseo es siempre infinito, imaginario, el mundo es limitado, concreto, edificado con puentes, cercas y fronteras que podemos observar, compartir e incluso romper.
Todo deseo, para MAR ARZA, es motor de búsqueda, persecución, incluso desvarío. Cómo si se tratara de un hilo invisible, nos empuja y nos arrastra. Un hilo insomne que traza el camino a seguir, todo y desbocado en ciertos momentos.
IRINA NOVARESE nos muestra una historia de hechos y ficciones reales de unas mujeres pioneras en medir distancias, curvas, ángulos, hasta trazar el camino deseado que las llevara a casa.
Camino inverso toman las mujeres de PILAR BELTRÁN haciendo y deshaciendo el camino de casa a la fábrica, mesurando la distancia de sus sueños adolescentes hasta alcanzar el vértice de la madurez. Metros y metros de telas recortadas y cosidas para uso de colchones, colchas, delantales que acompañaron el anhelo constante de un futuro mejor, hilvanado al pensamiento de varias generaciones a la fábrica de las mujeres.
Para MARÍA ZÁRRAGA cuando el DESEO toma forma y los peajes están retenidos sin orden, tomados en el camino, confrontados, colocados unos detrás los otros en una rampa de lanzamiento, los deseos diarios en tránsito, para que no se escapen, son retenidos en cada agujero negro de nuestras vivencias.
El lápiz de NATUKA HONRUBIA dibuja a un Rampant Rabbit de orejas largas y blandas y con las pilas alcalinas cargadas, anidando en las entrañas de su ama, compartiendo generosamente un intenso placer, sin esconder la excitación ni el deseo.
El paisaje ficticio deconstruido al ser retratado de ANNA SOLER CEPRIÀ renace a la belleza de la realidad gracias, en primera instancia, a la impresión al papel y, posteriormente, a nuestra mirada, al deseo de transformación y al juego de la fractalidad compositiva.
La imagen de ESTER PEGUEROLES es el testigo de un desplazamiento imposible y deseado, tanto en el espacio geográfico como en la emoción de una vivencia feliz, manuscrita y narrada. Tendencia del deseo, como cuentan las flores de BEATRIU CODONYER, a mostrarse como una promesa de que aquello que deseamos sea eterno y lejos del temor a recordar el dolor o la fragilidad del cuerpo físico, a no recuperar completamente el deseo primario.
Deseo confrontado al dolor (realidad y anhelo) en la obra fotográfica de GELES MIT. La voz narrativa apela a dos opciones confrontadas, paralelas o quizás sucesivas. Una imagen a manera de díptico que se presenta en dos tiempos, aquello que está y aquello que se desea, para hacer visible la trascendencia de un instante concreto desde dos ángulos opuestos.
De la vida, el deseo. Es su herida y mismo amor, como nos muestra Mar Arza.
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